Lecturas sobre la familia: cien años de soledad


Por Michela Calcaterra

| Practicante del Psicoanálisis. Miembro de Colegio Estudios Analíticos






| Causada por las referencias de María del Rosario Ramírez1  respecto del texto La familia o Los complejos familiares (1938) de Jacques Lacan, me embarqué en la lectura del mismo. La lectura que me interesa es la que permite pesquisar el detalle, lo minúsculo. Aquí también sigo a María del Rosario Ramírez, la lectura se realiza en “cosas pequeñas que casi nadie ve” (2014, p. 5). Es por esto que sólo abordaré en este escrito algunas marcas que el paso por los textos dejó.

En principio me interesó la articulación entre familia y neurosis. En este punto retomo un texto de Sigmund Freud, donde se ponen en relación dichos términos: La novela familiar de los neuróticos (1909). El párrafo con el que comienza el escrito permite orientarnos: 

"En el individuo que crece, su desasimiento de la autoridad parental es una de las operaciones más necesarias, pero también más dolorosas, del desarrollo. Es absolutamente necesario que se cumpla, y es lícito suponer que todo hombre devenido normal lo ha llevado a cabo en cierta medida. Más todavía: el progreso de la sociedad descansa, todo él, en esa oposición entre ambas generaciones. Por otro lado, existe una clase de neuróticos en cuyo estado se discierne, como condicionante, su fracaso en esa tarea." (Freud, 2017, p. 217)

En palabras del fundador del psicoanálisis queda hecha entonces la articulación entre familia y neurosis. Ahora bien, si nos detenemos en la cita, Freud expresa que resulta indispensable una separación entre el niño —a veces no tan niño— y sus padres. Aquí surge un interrogante: si es necesario un desasimiento, ¿cómo ocurre o cómo se da esa ligazón entre padres e hijos? Es decir, ¿qué plantea el psicoanálisis respecto de ello? 

A modo de partida, se podría decir que esta pregunta remite al complejo de Edipo. Se trata de los vínculos que se generan entre padres y niños al comienzo de la vida, y más precisamente de la vida sexual. El niño entra en una ligazón afectiva con estos primeros objetos de amor, es decir, los inviste con libido objetal. Cuando se establece la barrera del incesto, esto es, la prohibición de la realización de aquellos deseos incestuosos, se esperaría que aquella libido depositada en esos objetos se liberara y quedara lista para investir otros. Sin embargo, en las neurosis se observa que lo que tropieza o fracasa es este mecanismo. En la vida anímica inconciente del neurótico, “las fijaciones incestuosas de la libido siguen desempeñando —o han vuelto a desempeñar— un papel principal. Por eso hemos llegado a proclamar como el complejo nuclear de la neurosis el vínculo con los padres, gobernado por apetencias incestuosas.” (Freud, 2017, p. 29)

Estos objetos que no se abandonan quedan alojados en la fantasía del neurótico y es lo que puede venir a ubicarse como un impedimento para aquella operación de desasimiento que Freud menciona en el texto. En consonancia con lo que vengo planteando, encontramos que Lacan -en el texto antes mencionado- retoma estos planteos freudianos, pero también se apoya en G. W. F. Hegel: 

"(...) también, el abandono de las seguridades que comporta la economía familiar tiene el valor de una repetición del destete; así por lo general, sólo en esa oportunidad el complejo es liquidado en forma suficiente. Todo retorno, aun parcial, a estas seguridades, puede suscitar en el psiquismo ruinas sin relación alguna con el beneficio práctico de este retorno. 
Todo desarrollo pleno de la personalidad exige este nuevo destete. Hegel señala que el individuo que no lucha por ser reconocido fuera del grupo familiar nunca alcanza, antes de la muerte, la personalidad." (Lacan, 1977, p. 32)

Es decir, que para salirse de lo familiar es necesario dar un paso que permita la exogamia. Esto puede pensarse como hacer algo a nombre propio. En este punto, se puede decir que la operación analítica o el trabajo de un análisis se orienta en esa línea: que el que atraviese la experiencia de un análisis encuentre en el horizonte una salida posible del grupo familiar.

Encontramos un ejemplo en la literatura, la novela de Gabriel García Márquez Cien años de soledad (1967) que de un modo exagerado y grotesco describe lo que sucede cuando no se genera el paso que permite la exogamia de la familia.  Digo de una manera exagerada ya que los personajes de esta novela llevan todos el mismo nombre, o combinaciones de nombres de sus antepasados; narra cómo se repiten de generación en generación los mismos sucesos, también que todos los que llevan el mismo nombre tienen más o menos igual carácter, como si el nombre los haría actuar de igual modo que su antecesor. Una muestra de este exceso es la creencia en la familia de que si se casan dos parientes y tienen hijos, éstos van a nacer con una cola cerdo. Esta ficción es la demostración de que las peripecias de la familia Buendía-Iguarán, con sus tragedias, incestos, obsesiones, fantasías, representan en simultáneo la historia y el mito, la tragedia y el amor que se advierten en el mundo entero.



Notas al pie:
Investigación “Lenguaje y síntoma” 2020-2021. Investigación “El psicoanálisis a partir de Lacan” 2022.

Bibliografía:
Freud, S, (2017) “La novela familiar de los neuróticos”. En Obras Completas, Tomo IX. Buenos Aires. Amorrortu editores
Freud, S, (2017) “Tótem y tabú”. En Obras Completas, Tomo XIII. Buenos Aires. Amorrortu editores
García Márquez, G, (1995) Cien años de soledad. España. Editorial sudamericana   
Lacan, J, (1977) La Familia. Argentina. Homo Sapiens
Ramírez, MdR, (2014) El psicoanálisis como práctica de lenguaje. Porqué Freud no es Lacan. Recuperado en: http://colegioestudiosanaliticos.com.ar/wp-content/uploads/2022/05/Mar%C3%ADa-del-Rosario-Ram%C3%ADrez-Porqu%C3%A9-Freud-no-es-Lacan.-El-Psicoan%C3%A1lisis-como-pr%C3%A1ctica-del-lenguaje.pdf 

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