Sobre la crispación
Por Luciano Ducatelli
| Practicante del Psicoanálisis. Miembro de Colegio Estudios Analíticos
| Probablemente muchos recuerden la situación descripta por Lacan en las primeras páginas del seminario 17, El reverso del psicoanálisis, allí donde comenta al público presente el encuentro con un motociclista que lo dejó, en palabras de él, "lleno de remordimientos". Son apenas unas líneas en las que se detiene a modo de introducción al trabajo sobre los discursos que desarrollará a lo largo del seminario. La escena es bien pictórica: Francia y la calle (o su clima político de finales del año 69), un señor Lacan subiendo al taxi con “la palabra en la boca” y con la necesidad de disculparse con un joven que sale disparado en su pequeño ciclomotor ante la crispada respuesta de Lacan: “Ya se enterará”. A la escena le sigue una observación con la cual Lacan continúa esa especie de prefacio al seminario que dictará ese año:
“En verdad es una buena ocasión para observar que, en cualquier caso, si nos mostramos crispados, aunque lo sea en apariencia, nunca es por un exceso cometido por otro. Siempre es porque ese exceso coincide con un exceso en uno mismo. Si me manifesté así, de una forma que enseguida me pareció intempestiva, es porque en aquel momento me hallaba en un estado que suponía un exceso de preocupación.” (Lacan, 2009, p. 10)
Sólo en un análisis se hace la experiencia de que el inconciente está en lo que se dice, lo que implica que cuando se habla no es necesario justificar lo dicho. Se habla y a veces, se dice. Y al igual que en el sueño, como dice Freud, uno debe considerarse responsable de las aspiraciones agresivas o de la propia maldad (Freud dice “mociones oníricas malas”). Ni lo que se sueña ni lo que se dice responden al “envío de un espíritu extraño”. Que el inconciente esté en lo que se dice implica que no es una instancia ajena al que habla, como quien se excusa con el dicho: “habrá sido mi inconciente”. Continúo con Freud:
“…si, de acuerdo con criterios sociales, quiero clasificar como buenas o malas las aspiraciones que encuentro en mí, debo asumir la responsabilidad por ambas clases, y si para defenderme digo que lo desconocido, inconciente, reprimido que hay en mí no es mi <<yo>>, no me sitúo en el terreno del psicoanálisis.” (Freud, 2007, p. 135)
Entonces, desde el psicoanálisis, ¿qué consideraciones podemos tener, o incluso aportar, a lo que hoy vuela como hierro candente de un lado al otro, eso que se objetiva estos días como “los discursos de odio”? Esta semana se publicaron en distintos medios algunos comentarios de un reconocido actor argentino a propósito de este tema. El más replicado en las redes y que formó parte de algunos titulares resultó ser el siguiente: "No nos olvidemos que el odio, probablemente sea el único sentimiento que no prescribe". Comentario cercano al psicoanálisis ya que Freud dio cuenta del odio como parte estructural de la condición humana. Pero también de la hipocresía o la inhibición de quien se conforma con no reconocerlo como propio. "A veces, sin darnos cuenta [el resaltado es mío], podemos contribuir a esa violencia generalizada", dice el actor. ¿Qué hacemos, entonces, con aquello que no nos damos cuenta y puede contener virtualmente a la maldad? ¿O será que por contener a la maldad no nos damos cuenta? Una más de Freud:
“El narcisismo ético del ser humano debería contentarse con saber que en la desfiguración onírica, en los sueños de angustia y de punición, tiene documentos tan claros de su ser moral como los que la interpretación de los sueños le proporciona acerca de la existencia e intensidad de su ser malo. Está por verse si llegará en la vida a algo más que la hipocresía o a la inhibición quien, no satisfecho con ello, pretenda ser <<mejor>> de lo que ha sido creado.” (Freud, 2007, p. 136)
Se trata de temas que se están considerando y precisando en el Curso Anual 2022 "La práctica de discurso que resulta de la enseñanza de Jacques Lacan" dictado por Gabriel Levy, en la Investigación 2022 "El psicoanálisis a partir de Lacan" dictada por María del Rosario Ramírez y en Estudios y Razones en la Enseñanza de Jacques Lacan a cargo de miembros de la institución; actividades de formación de Colegio Estudios Analíticos.
Solo el análisis introduce al sujeto en la dimensión donde hablar es un acto como el de soñar y donde la responsabilidad por dichos actos es lo que puede orientarnos hacia un más allá de los juegos especulares, esos en los que parece difícil aspirar a asumirse en un exceso que es propio, tal como lo enseña Lacan.
Referencias de lectura
Freud, S. (2007). Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto. B. La responsabilidad moral por el contenido de los sueños. En Obras completas tomo XIX. Amorrortu, (1925).
Lacan, J. (2009). El Seminario. Libro 17. El Reverso del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. (1969-70).