Notas sobre el amor y la crueldad

Por Julieta Morandi
Practicante del Psicoanálisis. Miembro de Colegio Estudios Analíticos








A comienzos del 2020, pandemia mediante y sin vacilar, en Colegio Estudios Analíticos se decide continuar con el trabajo. Retomamos así las actividades de formación -entre otras- valiéndonos de la modalidad virtual, un recurso novedoso en ese entonces.

En dicho contexto, entre las primeras clases de “Estudios y razones en la enseñanza de Jacques Lacan” tuvieron lugar las de Héctor Serrano y Marcela Varela quienes abordaron el tema de la crueldad. A partir de un comentario de Gabriel Levy sobre cómo la crueldad puede ponerse en juego en el terreno del amor comencé a trazar este recorrido.

La crueldad y el amor materno. Una lectura sobre El arrancacorazones[1] 

El término “crueldad” parece no conjugar bien con los términos “amor” y “materno” por la suposición imaginaria de amor puro que evoca el lazo entre madre e hijo. Le Brun, en su libro[2] sobre el amor puro, nos recuerda que de éste sólo tenemos representaciones, más bien figuras, que la cultura a través de casi todas sus ramas artísticas se ha encargado de inmortalizar. Entre ellas la figura sacra de la madre y el niño es una de las más recurrentes. Pero, así como la cultura nos brinda esas figuras preñadas del bien y la pureza a raudales, también nos aporta de las otras. En el campo de la literatura, por ejemplo, encontramos El arrancacorazones de Boris Vian. Novela escrita a mediados del siglo XX que va en contra de todos los estereotipos edulcorados de la maternidad, tal como lo señala Ferriaioli en la ajustada reseña que hace de este libro. Se trata de una novela surrealista donde el autor construye una fábula que no retrocede ante la desmesura, recurriendo al humor negro y la ironía para tratar lo aborrecible de esos monstruos tan humanos que encarnan sus personajes:

"Vian nos introduce en un pueblo donde las personas devienen abominables porque han encontrado una manera de despojarse de sentimientos como la piedad, la compasión, la culpa y la vergüenza. […] si entendemos al surrealismo como un estilo que abreva en las aguas de los sueños (...) El arrancacorazones nos hará pensar que la variante de Vian bebe más bien del licor de las pesadillas." (2019) https://clavedelibros.com/el-arrancacorazones-boris-vian/

El impacto que tiene la maternidad para Clementine -mujer que no escatima en pasiones- y la relación que esta va a establecer con sus hijos conducen el hilo argumental de la novela. Convertida en madre de trillizos queda tomada por la idea del perjuicio que estos podrán causarle al momento de parir; la sola idea de que puedan “salir”, es decir, que tengan una vida por fuera de ella, le resulta sencillamente inaceptable: “−van a salir y me harán daño y este no será más que el comienzo−”. (Vian, 1991, pp.16-17). La solución que encuentra esta mujer, anticipándose a la pérdida, es por la vía de una teoría sobre el amor. Un amor un tanto equívoco hay que decir. “(…) les iba a dar tanto amor que su vida entera, tejida con cuidados y atenciones, perdería sentido fuera de la presencia de ella”. (Vian, 1991, p.141). De aquí en más se teje la pesadilla y lo que hará esta madre por “el bien” de sus hijos llegará a límites inimaginados…

El amor como apettitus

Que en el amor esté concernida la crueldad es algo que todos advertimos, que el objeto de amor puede perderse por desventuras varias, también. 

San Agustín, quien tomó nota de esto tempranamente, desarrolló extensamente el tema. En su tesis doctoral, El concepto del amor en San Agustín, Hannah Arendt aborda los distintos enfoques sobre el amor que desarrolla el Obispo de Hipona. Me detendré en el que define al amor como un tipo de anhelo (appetitus). 

"El anhelo (appetitus) está ligado a un objeto determinado, y toma a este objeto por el desencadenante del propio anhelo, al cual provee de meta. [A este objeto Agustín lo pone en términos de bien (bonum)]. (…) el rasgo distintivo de este bien que deseamos es que no lo tenemos. Una vez que tenemos el objeto el deseo cesa, a no ser que estemos amenazados por su pérdida. En este caso, el deseo de tener (apettitus habendi) se torna en temor de perder (metus amittendi). (...) En este sentido el amor, es la posibilidad del ser humano de tomar posesión del bien que le hará feliz." (Arendt, 2001, pp. 25- 26)

Se va configurando a partir de este apettitus un modo del amor: el amor como posesión, que se afirma tanto en la voluntad de tener, como en la de conservar su objeto.

Esta concepción del amor fundada en la posesión me lleva a considerar la idea que Freud desarrolla en Tres ensayos acerca de la moción cruel, donde afirma que nos es lícito suponer que la moción cruel proviene de la pulsión de apoderamiento y que ésta a su vez parece asentarse en algún resto de actividad "canibálica". Así llama Freud (oral o canibálica) a una primera organización sexual, la cual se apuntala sobre la función de nutrición para luego independizarse de aquella y cuya meta es la incorporación del objeto -paradigma de la identificación que luego jugará un papel psíquico tan importante-. Mientras que en una segunda fase a la cual Freud da en llamar sádico-anal, la pulsión de apoderamiento va a llevarse adelante a través de la musculatura del cuerpo.

Respecto de la “incorporación”, en el artículo de Jean-Claude Milner Retorno a lo triple del placer -texto sugerido por María del Rosario Ramírez a propósito del canibalismo en su artículo Fraterno, se dice publicado en la revista ABC N°4- el autor propone dos modelos opuestos (así lo destaca) respecto del placer: el modelo de la incorporación y el modelo del uso. El primero parece haber dominado el mundo antiguo. La figura más simple de incorporación es beber y comer. Y su figura más extrema: el cerdo. En este modelo, según el poeta epicúreo Lucrecio, el placer por incorporación encuentra su límite en el coito ya que en el coito la incorporación de un cuerpo por otro es imposible. Lucrecio dice que los gritos y gestos al momento del coito testimonian de esta privación, lo imposible de ese goce. Quedan las palabras alusivas dirá Milner citando a Lacan como, por ejemplo: bombón. El encuentro con lo imposible de la incorporación como patrocinador de las palabras.

Los cínicos también testimonian de la primacía de este modelo mientras buscan alcanzar dicho placer por otra vía, la del ascetismo. Filosofía que se propondrá alcanzar el placer renunciando a todo lo que puede ser del orden de lo útil encarnado en cualquier instrumento. El ejemplo paradigmático de este tipo de despojamiento es Diógenes. El modelo del uso es en estos casos combatido en tanto se concibe como un obstáculo para alcanzar el placer. Camino que, llevado al extremo, conduce al aislamiento y a la autosuficiencia, llegando incluso en algunos casos al mutismo.

Por último, el término crueldad en su etimología remite a crudo, indigesto, inasimilable. El encuentro con lo imposible de la incorporación como patrocinador de las palabras. ¿No dice acaso Lacan que la prohibición que barra a la madre es la de: “No reintegrarás tu producto”[3]?

Agradezco especialmente a Gabriel Levy la sugerencia y recomendación de varias de las lecturas que aquí cito.



Notas
[1]Refiero al libro de Boris Vian, El arrancacorazones.
[2]El amor puro, de Platón a Lacan.
[3]Para ampliar y profundizar sobre este punto se pueden remitir al capítulo X “Los tres tiempos del Edipo” del Seminario 5 de Lacan, citado en las Referencias de lectura. 

Referencias de lectura
Arendt, H. (2001) El concepto del amor en San Agustín. Madrid: Encuentro Ediciones.
Freud, S. (1996) “Tres Ensayos de teoría sexual”. En Obras Completas. (Tomo VII). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1905)
Ferraioli, P. (2019) “El arrancacorazones” de Boris Vian. Reseña. Recuperado de Clavedelibros.com
Lacan, J. (1999). El seminario. Libro 5. Las Formaciones del Inconsciente. Buenos Aires.: Paidós. (Texto original publicado en 1957-58) 
Le Brun, J. (2004) El amor puro, de Platón a Lacan. Ed. Cuenco del Plata.
Milner,J.C. “ Retorno a lo triple del placer”. Publicado en revista Descartes (N°22/23, Año XVIII, Otium ediciones)
Ramírez, María del Rosario. (2020) Fraterno, se dice. En revista ABC la cultura del psicoanálisis, N°4. Buenos aires: ediciones RSI.
Vian, B. (1991) El arrancacorazones. Barcelona: Tusquets ediciones.

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