El nacimiento de un sujeto, su grito
Por María Luisa Mollo
| Psicoanalista. Miembro de Colegio Estudios Analíticos
| En el inicio de la vida subjetiva hay una pérdida. Con
ella, el ser humano comienza su partida.
Pero, ¿cuándo y cómo nace un sujeto, más allá del
registro biológico? Pregunta necesaria para poder ubicar desde la clínica y
ante cada caso, frente a qué modo de existencia nos encontramos.
En tiempos originarios, va tejiéndose, previo al nacer,
un entramado que prepara el abrigo simbólico donde un sujeto emergerá y más
adelante, encontrará un modo de estar en el mundo. Trama tejida con palabras
claras, a veces evidentes y también con hilos silenciosos que tejen lo suyo,
incluso, con mayor incidencia.
Luego vendrán tiempos más reales, de encuentro del
organismo “arrojado al mundo[1]” con lo simbólico. Tiempos
de empalme con las palabras, donde ese organismo pasará a conformarse como cuerpo.
Allí es donde a partir del efecto de un bautismo oficiado por el lenguaje (como
anfitrión), una pérdida dará la voz de largada hacia el camino de la vida, con
el beneficio de que, de la descarga pura, se pasará a la posibilidad de la
palabra.
Freud, en su inquietud por investigar estas cuestiones,
fue llamando a estos tiempos inaugurales “vivencia de dolor”, “vivencia de
satisfacción”, en ese enorme manuscrito de 1895 donde se despejan grandes
caminos y bases firmes para los desarrollos psicoanalíticos aún hoy vigentes.
Allí mismo nos habló del grito. En medio de tantos
términos propios de la neurofisiología, leer estas líneas, sorprende y a la vez
entusiasma: pero no sólo interesa por la afinidad con nuestro discurso o por
sus cercanías con la clínica. Al leer y releer sus párrafos “el grito” va tomando
importancia.
Quien nace, en ese mismo momento, debe absorber un nuevo
aire, respirar la atmósfera que lo rodea y luego de pasar por un momento de
asfixia, expulsa su ahogo, grita. Esto está genialmente descripto por Lacan en su
Seminario X sobre La angustia , como momento traumático de encuentro con un
Otro radicalmente distinto, que debe ser aspirado[2]. Allí, ese grito, se
distinguirá de aquél que puede ser transformado en un llamado, en la toma
paulatina de la palabra[3].
Esta otra dimensión del grito, primaria y crucial, ligada
a la experiencia inaugural de dolor, es enunciada por Lacan de un modo muy
bello “…con el grito que se le escapa al recién nacido, él nada puede hacer al
respecto. Ahí ha cedido algo, y ya nada lo vincula a ello” (2006, p.353)
Referencias de lectura.
Freud, S. (1981) Proyecto de psicología para neurólogos. Obras Completas. Madrid: Biblioteca
Nueva (1895)
Lacan, J. (2006) Del a
a los nombres del padre. El Seminario.
Libro 10 La angustia. p.353. Argentina: Paidós
Lacan, J. (2013) Las dos vertientes de la sublimación. EL Seminario. Libro 16 De un Otro al otro.
p.206. Argentina: Paidós.
Ramírez, M. del Rosario. Investigación. Lenguaje y síntoma. Clases 2021.Clase del día
22/5/2021. Buenos Aires: Colegio Estudios Analíticos.
Además de las lecturas antes citadas, este escrito deviene
sobre todo, como efecto de resonancias a partir del diálogo muy enriquecedor que
se dio en Estudios y razones en la enseñanza de J Lacan en
fecha 18/5/2024. Colegio Estudios Analíticos.
[1] Gabriel Levy así lo expresaba el 18/05/24 en Estudios y razones en la enseñanza de J. Lacan. Colegio Estudios Analíticos.
[2] Tema tratado por M. del Rosario Ramírez en 2023 en el Seminario a su cargo: El duelo y la melancolía, en clase dictada el día 24/6/24; y, también retomado por ella en Estudios y razones en la enseñanza de J. Lacan, 18/5/24. Colegio Estudios Analíticos.
[3] Sobre esta cuestión, pueden consultarse las clases dictadas por M. del Rosario
Ramírez en Investigación. Lenguaje y síntoma. Clases 2021. En
especial, en fecha 22/05/2022, p.39