A propósito de algunas lecturas de Homenaje a Oscar Masotta, versión Facsimilar.

Por Luciano Ducatelli
Psicoanalista miembro de Colegio Estudios Analíticos


La vocación de escritor es capturada por Masotta e impulsada por una joven pretensión de “ser histórico”. También, por estar seguro de tener algo que decir. A partir de la decisión de María del Rosario Ramírez y Gabriel Levy de publicar la versión Facsimilar de Homenaje a Oscar Masotta, me entero también que Masotta estudió, entre otras cosas, acerca de los medios de comunicación y la semiología para pasar luego a otra cosa. Es una especie de coincidencia feliz para mí que descubro el psicoanálisis en un desorientado intento de estudio universitario en la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires, allá por finales de los años 90. Allí, la impronta lacaniana era perceptible en las referencias que podían encontrarse a la obra de Freud al pasar, fundamentalmente, por la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt. Sin embargo, hoy, a partir de la lectura del facsímil, aprendo algo: ¡Esa impronta lacaniana en nuestro país era definitivamente masottiana! ¿De qué otro modo sino por la prueba de extraterritorialidad, de la cual Masotta es paradigma y testimonio, la potencia del discurso psicoanalítico lograría dialogar con esa variedad de discursos contemporáneos (los medios, la historieta, el arte, la semiología, etc.) dejando una marca perdurable con la que fui a toparme sin saberlo? Creo que de ahí hay mucho para aprender.

Pero la incomodidad que muchas veces toca, o nos ha tocado a algunos, respecto del término “aprender” resulta semejante a la de un lapsus. Rápidamente nos lleva a aclarar que se trata de “aprehender” … “¡con hache!” … decimos. En ocasiones, la razón responde a cierta consideración de los desarrollos freudianos en torno a la pulsión de muerte y la compulsión de repetición que, en la medida que sirven solo de balizamiento, tienden a un discurso “instituido” que corre el riesgo de petrificarse. Pero en ocasiones, esa incomodidad no se presta a la defensa y determina un modo en el que la incertidumbre de la verdad, también atribuible al lapsus, da lugar a una práctica y a un discurso “instituyente”… Una y otra vez. 

¿Qué significa esto? ¿Qué es un discurso instituyente? El inconsciente, que no se acota a los dogmas del yo. ¿Qué es la prueba de extraterritorialidad para el psicoanálisis? Se lee en el facsímil, es “poder probar la solidez de su discurso fuera del territorio que instituye”.

Esto es tan así que, sin desconocer el riesgo de caer en lugares comunes, Oscar Masotta afirma que “con el tiempo se aprende”. En su escrito Presentación, el autor se abre camino para hablar de una “experiencia” irreductible al sentido que se extrae de un determinado ordenamiento de la historia (remito al texto a quien desee indagar). Esa experiencia en nuestro país, de la cual Masotta se atribuye un “hemos aprendido”, nos ha brindado, parafraseando al autor, la posibilidad de reunir los principios que engendra la práctica psicoanalítica bajo un nombre. En nuestro caso, Colegio Estudios Analíticos. Nombre que, como se indica en el Prefacio a esta edición facsimilar, “se inscribe en la tradición de una institución argentina, Colegio Libre de Estudios Superiores.”

Si hay principios es porque no hay patrones. No es una expresión revolucionaria. Es un modo de distinguir que hay discursos y que hay prácticas. Que la práctica del psicoanálisis no se ajuste a modelos no es un hecho caprichoso, deviene del objeto que la ocupa, el sujeto atribuible, el método que establece[1]. Sin embargo, la referencia a una práctica orientada por patrones resulta alentadora, muchas veces, a la ilusión de una práctica insular que despeje al técnico de cualquier incertidumbre; muchas otras, para arrobarse con un Otro que no existe. Entonces, la incertidumbre puede percibirse como la falta de respuesta y la inhibición. Pero, por otro lado, como se lee en el facsímil, también puede ser “necesaria para que la teoría no se transforme en institución, para que la teoría no engendre el espacio de una certeza cuya función es evitar la angustia de la pregunta. La verdad es lo que cuestiona el saber instituido”.

En esa perspectiva, la publicación de esta versión facsimilar tiene un efecto instituyente. Permite cuestionar la idea de un psicoanálisis lacaniano instituido en Argentina a partir de una especie de glamour del extranjero, quedando silenciado que la historia de ese psicoanálisis en castellano se inició en nuestro país por el deseo de Masotta. “Se trataba del deseo de Uno y la consecuencia lógica de un trabajo de enseñanza de J. Lacan que databa de muchos años…” se lee en el Postfacio. De allí que “cualquiera que pretenda considerarse lacaniano en Argentina actualmente – lo sepa o no, lo acepte o no – está determinado por esa marca.”

La cuestión sigue vigente. De manera tal que, quien se considere lacaniano, puede preguntarse: ¿De qué modo se ha topado con esta marca sin saberlo?






[1] Para ampliar sobre el tema ver (Miller, 2008)

Bibliografía

Miller, J.A. (1997). Introducción al método psicoanalítico. Buenos Aires: Paidós. (2008).

Levy, G. - Ramírez, M.d.R. (eds.) (2020). Homenaje a Oscar Masotta. (Edición Facsimilar). Buenos Aires, Argentina: RSI ediciones. (Texto original 1979).

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