No ceder, de la sede a la pantalla

Por Nora Caputo
Psicoanalista miembro de Colegio Estudios Analíticos



Quizá por ciertos prejuicios que sé compartidos, algunos mirábamos de costado, o nos acercábamos tímidamente a los distintos medios tecnológicos de los que podemos disponer desde hace ya un tiempo, pero las cosas cambian, suceden, resulta que este real llamado pandemia nos obliga a reconsiderar algunas cuestiones y buscar el modo de continuar vinculados con aquellos temas que son de nuestro interés, o es que acaso se debería esperar a que este asilamiento de contacto obligado determine cómo y de qué manera deberíamos darle curso a aquello que nos concierne directamente?...no lo creo.

De la pandemia se han dicho y publicado muchas cosas: desde la ciencia, conmovida, no dejamos de escuchar virólogos, infectólogos, médicos con indicaciones y pronósticos no siempre coincidentes; distintas medidas, según los países afectados y el sistema político que rige en ellos, respecto de cómo enfrentar al flagelo; considerando estos temas, nos encontramos también con otras lecturas, por ejemplo las disidencias entre Byung-Chul Han, filósofo, y Slavoj Zizek, filósofo, sociólogo y psicoanalista, el primero analiza las diferencias entre Asia y Europa, en relación al modo de accionar, pone el acento en la vigilancia digital como clave del éxito en el modo de sobrellevar la pandemia, y ve en el virus “enemigo” el preludio de un crash, una ruptura; el segundo, asegura que esta pandemia asesta un golpe mortal al capitalismo; en algo acuerdan, ambos auguran un cambio en lo que vendrá. Han tiene un mensaje apelando a la racionalidad “somos nosotros, personas dotadas de razón quienes tenemos que repensar y restringir el capitalismo destructivo…”. Lecturas sumamente interesantes: la ciencia, cuestiones de estado, de ordenes políticos, pero se trata de otros discursos, nosotros sabemos que no siempre se responde desde la razón.

De hecho, decía, se trata de no ceder en estos tiempos al encierro, (distinto del aislamiento), a la desidia, a los distintos excesos, (modos de goce), información, por ejemplo, no siempre buena, solo por nombrar alguno.

Se dijeron muchas cosas, sí, pero no deja de ser un real que tiene de lo inefable, de lo que no puede ser dicho o explicado.

Desde nuestro campo tenemos muchas cosas por considerar, teniendo en cuenta el contexto actual: la presencia del analista, el lugar de la voz, la mirada, el lazo social…qué de los rituales funerarios que se ven trastocados por el desborde sanitario, cuestiones culturales mediante… se trata de cómo todo esto que está ocurriendo afecta a las distintas subjetividades… nos encontraremos con ello en la clínica, mientras tanto y a posteriori.

En un texto mío acerca de la “transferencia de trabajo” hablaba de las distintas metamorfosis que vamos atravesando, a lo largo de un tratamiento y en la enseñanza del psicoanálisis, sabemos que hay distintos modos de relacionarnos con el saber del psicoanálisis, cuando hablamos de trasferencia de trabajo está en juego el deseo de saber y como transmitirlo, siempre teniendo en el horizonte la praxis original, la política que nos comanda, o sea la del psicoanálisis, nada de esto se opone a los nuevos medios, por el contrario, considerando la situación actual, en que el traslado nos está vedado, es a través de los distintos soportes virtuales que conseguimos que la enseñanza del psicoanálisis, la que debe inducir al trabajo, siga activa. Podría nombrar este momento como el de una nueva metamorfosis: “de la sede a la pantalla”, no está mal…

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